Poco a poca la vida me ha ido enseñando que nada sucede por casualidad. Todo suceso que ocurre a nuestro alrededor es un hecho causal de lo que hemos pensado, de lo que hemos hecho.
Que cada pequeña decisión que tomamos va marcando nuestro propio rumbo, y que decir de las grandes decisiones, lo cierto es que siempre podemos elegir, nunca tendremos una sola cosa que hacer, y éstas elecciones dependen directamente de nuestros pensamientos, nuestras actitudes, nuestra propia consciencia, de lo que queremos ver, escucha y sentir, somos tan grandes como el infinito, pero aun no nos hemos dado cuenta y recurrimos a pequeñas cosas que dejamos nos opaquen, como una cuenta por pagar, la necesidad de escuchar lo bien que lo hemos hecho, el trabajo que deseamos y que no tenemos, somos mucho más que simples decisiones, somos tan trascendentes que no solo fabricamos día a día nuestro propio mundo, si no que somos parte ahora del futuro de una familia, de un país, de un planeta, del universo entero, de una próxima vida.